En un hermoso valle rodeado de montañas se encontraba el Jardín de las Mariposas, un lugar mágico donde miles de mariposas revoloteaban entre flores de todos los colores. Este jardín era conocido en todo el reino por su belleza y por ser el hogar de las mariposas más hermosas y coloridas.
Las mariposas del jardín eran especiales, pues cada una de ellas tenía un color y un patrón de alas único y diferente. Algunas eran de un rojo brillante, otras de un azul profundo, y otras más tenían colores iridiscentes que brillaban bajo el sol.
En el centro del jardín había un gran árbol de flores blancas que servía de hogar a la mariposa reina, la más grande y hermosa de todas. La mariposa reina era admirada por todas las demás mariposas, y su vuelo elegante y majestuoso era un espectáculo para todos los que visitaban el jardín.
Cada día, las mariposas del jardín salían a volar por el valle, llevando consigo polen de las flores y ayudando a que nuevas plantas y flores crecieran en el jardín. Su trabajo era fundamental para mantener la belleza y la vida del lugar.
Por las noches, cuando el sol se ponía y el jardín se sumía en la oscuridad, las mariposas se reunían en el árbol central para descansar. Allí compartían historias y experiencias del día, mientras esperaban ansiosas el amanecer para volver a volar.
El Jardín de las Mariposas era un lugar de paz y belleza, donde la naturaleza mostraba todo su esplendor y las maravillas del mundo se revelaban en cada vuelo de mariposa.